La columna de esta semana, hablamos sobre Baby Face (1933), la película más Pre-Code de la era Pre-Code.
Desde la llegada del sonido hasta 1934, se produjo una liberación en Hollywood, las mujeres tomaron las pantallas como sujetas deseantes en todas sus formas, el erotismo, las insinuaciones, los cuestionamientos a las normas establecidas, el sonido había liberado una voz que permitió sobre todo jugar e intentar mostrar otra cara de las cosas, o mejor dicho en la mayoría de los casos la doble moral de la sociedad estadounidense. Los estudios liberaban películas donde las mujeres en la pantalla decidían sobre su sexualidad abiertamente, tomaban alcohol (durante la prohibición), no usaban más corset, empezaban a ponerse maquillajes muy marcados, tenían hijxs por fuera del matrimonio y la heteronorma ya no era la norma, se mostraban partes del cuerpo que habían sido vedadas hasta el momento (como las piernas, ¡ja!). En ese momento hay un paradigma, Baby Face (1933) de Alfred Green, es la cristalización y seguramente aceleración del código Hays que iría a vedar puritanamente al Hollywood de esa epóca, que los historiadores dieron a llamar Pre-Code Hollywood. Este filme que conjuga como ninguna todos los elementos que luego serán vedados con el código Hays de todas las películas del Pre-Code, es porque seguramente sea la más osada de todas, ya no importa el erotismo, sino el uso que hace una mujer puesta en su deseo desnudando la doble moral respecto al uso de la sexualidad y su valor para ascender social y económicamente. Una Barbara Stanwyck brillante y actriz madura que va a dar cuerpo a una mujer nietzcheana. Lo más interesante de este filme es que posiblemente, hable del rol de la mujer, de ponerlo en eje para discutirlo, pero en el fondo hablar más sobre la sociedad estadounidense que hace estas múltiples lecturas, crea una película cuestionadora, la censura, la guarda a través de los años y vuelve a revisarla casi 70 años después. No solo la relación de poder asimétrico entre géneros, sino su propia relación conflictiva post crisis del '29 con el sistema capitalista basado en el sistema financiero y bancario, burbuja que les va a explotar en 2008. De todo eso nos habla una película sincera, cruda y directa, 75 minutos de narración. Baby Face (1933) de Alfred Green. ((Este enlace abre una nueva ala) ver tráiler)
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Desde las sierras de Alta Gracia, en medio de la semana santa y pensando con el equipo sobre qué película podríamos rescatar este sábado, solo se me venía a la cabeza la imagen del rostro más icónico posiblemente de la historia del cine que tenga tintes espirituales: Juana de Arco de Carl Dreyer.
Este filme es una bisagra en la historia del cine ya que coincide con la llegada del sonido al cine, y a su vez es una declamación de la potencia de la pura imagen para transmitir sentido y sentimientos. Es un filme que fue concebido silente, sin ningún sonido diegético ni incidental, que ubica al espectador en una dimensión de trance, de pura emocionalidad latente, algo que años después los grandes admiradores de Dreyer como Pasolini y Tarkovsky llevarían a otro nivel. Creo que que La Pasión de Juana de Arco tiene mucho para contarnos todavía, para hacernos sentir. porque es compleja en su hacer, en su historia, y en la huella que tiene hasta el día de hoy, una oda a los primeros planos, tal vez una ventana al gran alma de lo sagrado que habita en la humanidad toda. Polémica en su estreno, polémica hasta hoy. La Passion de Jeanne d'Arc (1928) Carl T. Dreyer. ((Este enlace abre una nueva ala) ver por acá).
Esta quinta entrega de Crónicas de la Luz, hablamos sobre Billy Elliot, película estrenada en el año 2000, en el contexto de las huelgas mineras de 1984/5 en Reino Unido.
De las muchas cosas que pienso que este filme acierta, en términos formales, de guión, de narrativa, de creación de atmósferas, de ritmo de montaje, de banda sonora, de exquisitas actuaciones, de temáticas, entre algunas otras cosas; hay algunas que vamos a resaltar, sobre todo en la búsqueda del deseo y la comunidad, en cómo podría no siempre la liberación estar ligada a la individualidad. Muchxs mencionan este filme como de autosuperación, de liberación personal, de "ir en búsqueda de tus sueños sin importar lo que digan", y yo creo que si bien hay elementos que van por ahí, es mucho más profunda y por el contrario se trata más del contexto político que de la vida de Billy en sí. O mejor dicho cómo usar TODOS los elementos de la narración audiovisual para construir una reflexión sobre los hechos sociopolíticos que se sucedieron en ese Reino Unido a mediados de los '80 y cómo en algún punto eso reconfigura el entramado social, político y histórico de esas comunidades; pero podemos dejarnos acunar por el ritmo mientras vamos repensando esas categorías. Billy Elliot (2000) Stephen Daldry. ((Este enlace abre una nueva ala) ver tráiler)
Unos días antes del armado de esta columna festejé mi cumpeaños en Mendoza, atravesando la tierra materna, también me hizo reflexionar sobre la relación entre los artistas y los espacios. Pasando por Luján de Cuyo con Leonardo Favio en la cabeza repasé internamente su obra.
Al retorno indagué más y se esbozó esta columna como registro de esa relación de su filmografía, algunos aspectos claves para reveer la misma. Items para tener en cuenta, grandes líneas para transitar esta pequeña pero poderosa filmografía que conforma de tan tajante nuestro imaginario. Un repaso sobre toda su obra, y su profunda relación con el espacio de su infancia, su tierra y como esa cualidad de todo artista genuino de relacionarse con lo más profundo de su historia, habilitando así un rasgo de lo humano donde nos podemos encontrar tod(oaxe)s, en el campo de lo popular, desde la ética de la ternura y comprendiendo al cine como un acto de amor, que en el fondo es un acto de libertad. Espero sus impresiones. En esta entrevista recuperada por el Archivo Histórico RTA S.E. pueden escuchar un hermoso ida y vuelta por toda la historia de su filmografía: (Este enlace abre una nueva ala) click acá. |
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Noviembre 2019
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